Imaginemos por un momento una administración que no funciona (esto es fácil de imaginar) ahora pensemos en un padre ignorado sistemáticamente, que sospecha que su hijo es utilizado con fines económicos por parte de la madre, debido a un diagnostico «erróneo» y a un reconocimiento de supuesta situación de dependencia severa por parte de los SS hacia el hijo, que en realidad no es tal, para beneficio propio (de la madre).
Más surrealista aún, consideremos la posibilidad de que esta persona no esté en sus cabales y proyecte en su hijo problemas que en realidad son suyos. Existen síndromes y casos así; no sería el primero.
Lo importante es que hay un colegio que actúa y se da cuenta de que lo que aparece en los papeles del niño no refleja la realidad, y que la conducta de la madre no es adecuada.
Esta madre, además, llega a increpar a la tutora del niño o a quien sea necesario para defender su postura. Sin embargo, como suele suceder, nadie quiere tomar responsabilidad: Servicios Sociales no quiere hablar con el colegio, el colegio no quiere hablar con Servicios Sociales, el colegio no quiere hablar con Educación, y Educación no quiere hablar con el colegio.
Dado este panorama, creo que la forma más eficaz es ir exponiendo la situación poco a poco, para que la propia Educación y quienes sea necesario escuchen un contenido que será interesante y permita que la verdad salga a la luz. No me han dejado otra opción.
Dicen que en situaciones extremas se requieren medidas extremas. Pues bien, aquí estamos… ¿Empezamos?